«Cada
papel quiere ser una cosa, lo que pasa es que a veces somos muy insensibles y
no les escuchamos. Si le preguntas a un pequeño trozo de papel qué quiere ser y
lo escuchas, acabará contestándote». (Violeta Monreal)
El pasado 20 de febrero nos visitó VIOLETA MONREAL: una ilustradora que escribe y que da vida a cada trozo de papel que toca solo y exclusivamente con su manos llenas de magia y con su corazón inmenso. Todos y todas quedamos soprendidos con su maravillosa forma de regalar arte. Un espectáculo que ningún niño y ninguna niña debería perderse.
Es una mujer que, solo con su presencia -y esencia-, invita a escuchar y a amar lo que quiere transmitir. Es cercana, encantadora, creativa, documentada, comunicativa...y muy divertida. ¡Una verdadera hada con corazón de niña!, como a ella le gusta definirse.
Descubrir a Violeta ha sido un "hallazgo feliz" que da despertado en sus espectadores la sensibilidad y la ilusión por conocer sus historias escritas e ilustradas. Ha superado todas nuestras espectativas.
Querida ES-CRI-TO-RA E I-LUS-TRA-DO-RA, nos has robado un trocito de corazón y entre nosotros y nosotras queda tu hermosa huella.
VIOLETA, ESPERAMOS TU VUELTA.
TE QUEREMOS❤️💙
Conozcamos algo más de ella:
"De pequeña, me gustaba mucho leer y manejar libros. Me gustaba la
naturaleza y hacía largas excursiones lo que influyó de un modo determinante en
mi carácter. Cuando caminas con esfuerzo hablas poco y cuando hablas poco
piensas más. Mi carácter es más bien introspectivo y quizá algo soñador. Fruto
de ello siempre me gustó imaginar historias y vivir en mi propio mundo. Los
estudios de Bellas Artes, me brindaron herramientas y recursos para poder
expresar esas ideas mediante el lenguaje plástico. Pronto vi que mi
sensibilidad se acercaba mucho a la sensibilidad infantil y que me seguían
fascinando cosas que a los adultos parecían no interesarles. Siempre recuerdo
una anécdota que me ocurrió cuando estudiaba Bellas Artes. Estaba en clase de
paisaje y nos encargaron hacer un ejercicio libre. Yo pinté un primer plano de
hierbas en un campo en primavera y, llegado el momento, me pareció oportuno
pintar una hormiga que miraba al espectador encaramda en una de las hierba más
altas. El profesor, que era un académico muy serio, me echó la bronca más
humillante que el sistema educativo español pueda imaginar. Ese hecho, lejos de
desanimarme, me espoleó a seguir mi camino y a darme cuanta de que yo tenía una
“sensibilidad” diferente. Decidí buscar un público que supiera apreciar mi
hormiga. Y lo encontré: el público infantil. A partir de ahí, empecé a querer
ser ilustradora y busqué los caminos que me llevaran hacia ello."